Argentina! Intento de lesbicidio en Cañuelas, Clausuraron un prostíbulo que funcionaba en un departamento en el límite entre Belgrano y Palermo, Néstor Soto fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Catalina Gutiérrez, “Que me inoculen veneno” 2025.3.10-3.20

2025.3.20 Intento de lesbicidio en Cañuelas: el autor del incendio quedó detenido

A un mes del ataque de lesboodio
Intento de lesbicidio en Cañuelas: el autor del incendio quedó detenido

La abogada de las víctimas confirmó que Orlando Lutz Fogart, autor del delito, fue detenido tras haberse dado a la fuga. La pareja está a la espera de la “elevación a juicio” para que se determine la culpabilidad del acusado.

Orlando Lutz Fogart quedó detenido a casi dos meses de haber incendiado la casa de una pareja de mujeres lesbianas en la localidad bonaerense de Cañuelas. El hombre, que se había fugado tras el ataque de lesboodio, “se entregó solo en la Fiscalía”, según precisó la abogada de las víctimas.

Fogar, reconocido como autor del crimen por las cámaras de seguridad de la zona, estaba siendo buscado por la Interpol. La casa del hombre, vecino de la familia que componen Agui, su esposa, y una niña de 5 años, había sido allanada en algunas oportunidades, pero las autoridades indicaban que “no estaba”.

“Se había dado a la fuga, como era de esperarse”, cuestionó Mayra, la abogada de la familia afectada.

El delito ocurrió durante la madrugada del miércoles 29 de enero en la localidad bonaerense de Cañuelas. Alcides Lutz Fogar se dirigió hacia la casa de la familia a las 3:40 junto a su perro ovejero alemán, con un bidón de nafta en mano, con el que roció la casa y las inmediaciones para prenderla fuego. El suceso fue registrado en un video por las cámaras de seguridad.

Por fortuna, ni la pareja ni la hija menor de edad estaban allí durante el momento del ataque. Sin embargo, a las mujeres las despertó un llamado telefónico de una vecina, que les advirtió que la casa estaba en llamas. De la vivienda no se salvó casi nada. La familia se quedó literalmente en la calle.

“El tipo se encargaba de controlar nuestras entradas y salidas del barrio, nos filmaba, nos acosaba verbalmente, nos hacía señas de que nos iba a coger, y nos perseguía. Todo esto era cotidiano, todos los días. Prendió fuego nuestra columna de luz varias veces, y jamás respetó ni le hicieron respetar la perimetral que tenía”, contó la víctima del ataque lesboodiante a Página|12.

La abogada de la familia indicó que la parjea está a la espera de la “elevación a juicio” para que determine la culpabilidad del detenido. Asimismo, sobre las pérdidas materiales, afirmó: “Lo estamos manejando con el seguro de la casa, pero es medio imposible porque la cobertura es ínfima, con lo que les dan no se pueden hacer ni un monoambiente, es muy difícil que suceda algo”.

2025.3.20 Clausuraron un prostíbulo que funcionaba en un departamento en el límite entre Belgrano y Palermo

El inmueble, situada en Zabala al 2400, fue allanado tras una investigación del Ministerio Público de la Ciudad

Una investigación del Ministerio Público de la Ciudad derivó en el allanamiento y clausura de un inmueble que funcionaba como prostíbulo en el límite entre los barrios de Belgrano y Palermo.

En el procedimiento fueron rescatadas dos mujeres que eran víctimas de una situación de trata de personas con fines de explotación sexual, en tanto que otras dos mujeres, que serían las regentes de la casa de citas clandestina, fueron imputadas por facilitación de la prostitución y por tenencia de estupefacientes, que fueron secuestrados en el lugar.

En el procedimiento realizado, encontraron que, dos mujeres eran las regentes del negocio, ambas fueron demoradas y notificadas de iniciación de causa por infracción a la ley N°12331 de Profilaxis, que, en su artículo 17 sanciona a quien sostenga administre o regentee esta clase de lugares.

La investigación comenzó el 6 de febrero pasado, cuando un vecino realizó una llamada a la línea 145 para advertir que en el departamento en cuestión había servicios sexuales.

La fiscalía en lo Penal, Contravencional y de Faltas N°35, a cargo de Celsa Ramírez, encargó la investigación a la División Delitos contra Grupos Vulnerables y Trata de Personas de la Policía de la Ciudad.

Como parte del trabajo de campo se realizaron consultas y observaciones, y se realizó, además, un relevamiento detallado de redes sociales que permitió a los detectives policiales determinar que, efectivamente, se promocionaba la oferta sexual en el departamento a través de diferentes medios, por caso, en páginas web de servicios privados para hombres y en la páginas web de acompañantes, conocidas como escorts.

Con la información consolidada, la fiscal Ramírez solicitó al Juzgado N°23, a cargo de Norberto Luis Circo, el allanamiento del inmueble ubicado en Zabala 2400, del que participó personal del Cuerpo de Investigaciones Judiciales CIJ) el Ministerio Público Fiscal, la División Delitos contra Grupos Vulnerables y Trata de Personas de la Policía de la Ciudad, la Dirección General de Fiscalización y Control (Dgfyc), la Dirección Nacional de Migraciones y el Centro de Asistencia a la Víctima de la Ciudad.

En el departamento, dos mujeres, una de 30 años y otra de 25, trabajaban de “encargadas”; quienes fueron demoradas y luego notificadas de la iniciación de causa por facilitación de la prostitución.

El Centro de Asistencia a la Víctima (CAV) entrevistó a otras dos mujeres y remitió un informe a la fiscalía, que decidió no imputarlas.

En el allanamiento se secuestraron dos celulares, un DVR (grabador de video digital) un posnet, anotaciones y preservativos. También, ocho envoltorios con cocaína, hecho por el cual la mujer de 25 años fue notificada de la formación de una causa por violación a la ley de drogas, que quedó a disposición de la Unidad de Flagrancia Norte, a cargo de la fiscal Agustina Scarelli.

Finalmente, se dispuso la clausura administrativa y judicial del departamento en el cual se ejercía la prostitución, según informó el Ministerio Público de la Ciudad.

2025.3.19 Néstor Soto fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Catalina Gutiérrez

El rionegrino fue hallado responsable del delito de homicidio calificado por mediar violencia de género y criminis causa.

Néstor Soto mató a Catalina el 17 de julio de 2024.
Fotografía: Agencia Noticias Argentinas/Instagram

Néstor Aguilar Soto fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su amiga Catalina Gutiérrez en la ciudad de Córdoba.

El rionegrino fue hallado responsable del delito de homicidio calificado por mediar violencia de género y criminis causa.

De este modo, el ex compañero de la facultad de Gutiérrez recibió la pena máxima en la Cámara en lo Criminal y Correccional de 11° Nominación de Córdoba tras asesinar a la víctima la noche del 17 de julio de 2024 en su casa de la capital provincial.

El presidente del tribunal, Horacio Augusto Carranza, sostuvo: “Declaramos a Néstor Aguilar Soto autor de lesiones leves agravadas por mediar violencia de género, en concurso real con un homicidio mediando violencia de género y a la vez un homicidio que se cometió para lograr la impunidad”.

Soto escuchó atento la resolución. Con una mano apoyada en su rostro y el otro brazo sobre el escritorio, el responsable no se inmutó en ningún momento.

Los padres y la hermana de la influencer se abrazaron de forma emotiva tras conocer la sentencia, mientras los presentes aplaudían y gritaban: “¡Catalina presente. Ahora y siempre!”.

El asesino había declarado este martes que “es un homicida, pero no un femicida” y le pidió “perdón de todo corazón a los padres” de la joven de 21 años, quien estudiaba Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba.

Además, consignó que “su arrepentimiento lo acompañó desde el principio” y que cuando llegaron los policías confesó el femicidio y preguntó por el padre de la víctima.

“No aguanté más, exploté llorando y dije ‘me arruiné la vida señor, me arruiné la vida’ y empecé a hablar del papá de Catalina y del hecho. Lo primero que le dije a la Policía fue ¿dónde está Marcelo? para que me mate, para que me tire al piso”, reveló.

Sin embargo, Marcelo Gutiérrez sostuvo en diálogo con la Agencia Noticias Argentinas que “jamás en la vida” aceptará las disculpas del autor del crimen y que la frase de Soto es un “invento”.

“Fue muy feo escucharlo, sentí asco, impotencia y bronca. Hablaba más de él, de lo que lo acusan, que del hecho en sí. Es un psicópata con todas las letras”, añadió.

En la lectura de alegatos, su defensora, Ángela Burgos Niño, había solicitado que su cliente sea juzgado por “homicidio simple” e insistió con suprimir el agravante de violencia de género: “Es descabellado”.

En este contexto, la asesora calificó al juicio por jurados populares como “flojo”, a la vez que remarcó: “A Néstor lo voy a defender hasta el final. Se les va a caer la alevosía y la criminis causa. Este chico no va a tener perpetua y tampoco estará 25 años en la cárcel”.

“Él no es un criminal, no planeó matar a Catalina. Todos somos susceptibles y posibles de ser homicidas, estafadores”, justificó Burgos durante sus alegatos ante la atenta mirada de la familia de la víctima.

“Néstor Soto es un estúpido. Esta es una generación de pendejos estúpidos y es la peor generación que la sociedad nos pudo haber brindado”, concluyó la abogada que solicitó una pena menor para el rionegrino.

Por su parte, el fiscal Marcelo Sicardi reveló anotaciones que Néstor Soto realizó en su celular y que demostraban que estaba enamorado de Catalina Gutiérrez, mientras que sostuvo que se trató de un femicidio, en contexto de violencia de género.

En su argumentación, Sicardi mostró ante el tribunal, el acusado y los familiares de la víctima, que Soto tenía en la sección Notas de su celular varias anotaciones en las que se podía revelar el sentimiento que tenía con la joven.

“Sobre la pana esta, no sé de dónde le agarré tanto cariño. Literalmente siento que no se lo merece, no quiero decir que hay gente que es merecedora de mi cariño, pero hay personas a las que no trato como trato a Cata. Es una persona tan pasajera”, leyó el fiscal.

Lo curioso es que en varias de esas notas están redactadas en tercera persona: “Le diste ese cariño a Cata G., a Orne y viste cómo son capaces de dártelo. Te estás encariñando sin saber por qué”.

Desde el tribunal, informaron que también había escritos que corresponde al 9 de junio, un mes antes del crimen, con los títulos “amigo invisible cata” y “teamocati”.

El abogado querellante Carlos Hairabedián pidió la pena máxima para el femicida y que se aplique el agravante de alevosía que fue eliminado de la carátula por el fiscal Sicardi.

El femicidio
En el juicio se comprobó que Catalina había pasado a buscar a Soto por su casa el 17 de julio de 2024 para asistir a una reunión con amigos.

Sin embargo, esa salida nunca ocurrió. Se supo que Gutiérrez fue golpeada y estrangulada dentro de la vivienda y luego el agresor trasladó el cuerpo de su amiga hasta su Renault Clio.

Desde su casa condujo hasta barrio Ampliación Kennedy donde, antes de abandonarlo, lo prendió fuego para eliminar las pruebas, algo que finalmente no sucedió porque el vehículo no llegó a incendiarse por completo.

2025.3.10 Carlos Robledo Puch, el asesino serial que pide morir: “Que me inoculen veneno”

El Ángel de la Muerte cumple una pena de cadena perpetua por 11 homicidios cometidos hace 53 años en Argentina. Asegura que está “sufriendo condenadamente” y reclama que le apliquen una inyección letal

Carlos Eduardo Robledo Puch a principios de los setenta, cuando fue detenido por 11 asesinatos.
Robledo Puch en mayo de 2016, cuando abandonó por primera vez la prisión para realizarse pruebas médicas.

Por aquellos años Argentina atravesaba una dictadura, pero todavía faltaba tiempo para que asumiera el régimen militar que dejó 30.000 desaparecidos. El fútbol argentino todavía no había ganado ninguno de sus tres campeonatos mundiales. Y los gritos del hoy presidente Javier Milei solo eran los de un bebé de un año y tres meses. En aquel momento, febrero de 1972, Carlos Robledo Puch era detenido por haber cometido 11 asesinatos a sangre fría y 17 robos, entre otros delitos. Tenía 20 años, un rostro aniñado de ojos claros y bucles pelirrojos; tocaba el piano y hablaba tres idiomas. Lo apodaron el Ángel Negro o el Ángel de la Muerte y se convirtió en el mayor y más famoso asesino civil del país sudamericano. Desde entonces continúa encerrado en la cárcel. Ahora asegura que está “sufriendo condenadamente” y pide que le apliquen una inyección letal para terminar con su vida.

“Lo único que ansío es que me metan en la sala de una clínica, me abran una vía con suero, me hagan dormir profundamente y después me inoculen veneno y me maten”, dice Robledo Puch (Buenos Aires, 73 años), en un mensaje de audio que se difundió el martes pasado. Hace algunos años había hecho un pedido similar, menos explícito. No tuvo ni tiene en cuenta que la eutanasia y la pena de muerte no son legales en Argentina.

Sus actuales palabras distan de las que pronunció antes de recibir su condena a prisión perpetua: “Algún día voy a salir y los voy a matar a todos”, lo escuchó decir un perito judicial, según cuenta Rodolfo Palacios en su libro El Ángel Negro. La feroz vida de Carlos Robledo Puch. Entre una frase y otra median 53 años de reclusión, cumplidos hace un mes.

La trayectoria criminal de Robledo Puch fue vertiginosa, desaforada y frenética. Criado en una familia acomodada, sin carencias materiales, en su primera adolescencia había dejado la escuela y cometido algunos hurtos menores. Algunos vecinos se burlaban de él, lo consideraban afeminado y le decían “leche hervida”, por la facilidad con que se enojaba. Entre el 15 de marzo de 1971 y el 3 de febrero de 1972, asesinó a nueve hombres y dos mujeres. A balazos. Por la espalda o mientras dormían.

En la primera sucesión de crímenes actuó con Jorge Ibáñez, de quien había sido compañero en la escuela. Juntos cometieron cuatro robos a locales comerciales y secuestraron a dos mujeres, abusadas por Ibáñez. Robledo Puch se ocupaba de que nadie sobreviviera a sus atracos, incluso si no los habían visto, incluso si se trataba de un bebé —ese disparo del criminal fue fallido, impactó en la cuna—. Ibáñez murió en agosto de 1971 en un sospechoso accidente de auto, con Robledo Puch al volante. Nunca pudo demostrarse, pero muchos creen que lo asesinó su cómplice.

La serie de robos y homicidios se reanudó tres meses después. El Ángel Negro había conseguido otro socio, Héctor Somoza, de 17 años. Juntos cometieron cuatro robos. El modus operandi era el mismo, aunque ya no hubo ataques a mujeres: por la noche entraban violentamente a un supermercado, a una discoteca o a una ferretería, se llevaban el dinero o los objetos de valor que encontraban y dejaban uno o dos cadáveres acribillados. En el último hecho, el 3 de febrero de 1972, Robledo Puch mató primero al custodio del local asaltado y luego fusiló con dos balazos a su cómplice. Después, encendió el soplete que había llevado para abrir una caja fuerte. Con la llama azul quemó el rostro de Somoza. Quería desfigurarlo y evitar que la policía lo identificara. Lo consiguió, pero olvidó llevarse el documento de su víctima final. Cayó por ese error.

“Monstruo”, “bestia humana”, “chacal”, lo calificó la prensa de la época. “Nunca un caso criminal conmovió tanto a la sociedad argentina. Durante varios días, toda la actividad política, deportiva, artística, pasó a segundo plano ante una evidencia: en Buenos Aires, un muchacho puede por sí solo quebrar todas las barreras de seguridad, matar y robar sin que la justicia lo alcance hasta que la tragedia haya abrazado a muchos”, anotó el escritor y periodista Osvaldo Soriano en un artículo publicado por el diario La Opinión, en febrero del 72.

Los peritos criminalistas que lo evaluaron concluyeron que Robledo Puch era un psicópata perverso que mataba por placer, pero que era consciente de sus actos. Es decir, imputable. Cuando fue juzgado, declaró ser inocente y culpó a sus cómplices por los asesinatos; apenas admitió algunos robos. Con años de demora, el 27 de noviembre de 1980, los jueces de la Cámara de Apelaciones de San Isidro lo condenaron a reclusión perpetua por tiempo indeterminado, la máxima pena prevista por la legislación argentina. Para entonces ya era famoso, una celebridad del crimen, y en la cárcel recibía cartas de admiradoras. Su presencia en el imaginario colectivo se seguiría expandiendo como un arquetipo: el joven y bello demonio de crueldad. En 2018, el cineasta Luis Ortega filmó su historia en la película El ángel.

A lo largo de los años, Robledo Puch hizo varias presentaciones judiciales solicitando su libertad condicional o su detención domiciliaria. Siempre fueron denegadas. El rechazo de los magistrados se fundó, entre otros argumentos, en que “nunca se arrepintió de sus crímenes” y en que no tiene familiares ni amigos que lo reciban fuera de la cárcel. Su defensa oficial solicitó que se lo incorporara a un régimen abierto de detención porque su caso “ilustra las deficiencias y omisiones del Estado en el proceso de socialización y rehabilitación” de los detenidos. En 2024, la Justicia finalmente aceptó el pedido, pero fue Robledo Puch quien se opuso: “No quiero algo nuevo”, les respondió a los peritos que lo entrevistaron, “estoy acostumbrado a esto”.

Ahora pide que le “inoculen veneno” y lo maten. “Estoy sufriendo condenadamente, estoy sufriendo cuatro hernias, la próstata, cataratas, artrosis, asma, Epoc, dolores de la columna, de la cadera, de la cintura… Estoy destruido, destruido”, asegura Robledo Puch en el mensaje que se dio a conocer la última semana a través del canal América TV.

El periodista Rodolfo Palacios lo visitó una decena de veces en la cárcel para escribir la biografía del criminal, publicada en 2011. “Cuando lo entrevisté, por momentos estaba lúcido y por momentos estaba en su mundo, absolutamente delirante”, recuerda. “El tiempo de vida que pasó adentro de la cárcel casi triplica el tiempo que vivió afuera… Antes mantenía la obsesión de salir en libertad, hoy se da cuenta de que no podría hacerlo. Quiere morir cuando está más cerca que nunca de salir en libertad. Termina asumiendo que su destino y su mundo es la cárcel. Es terrible. Ya no soporta más vivir preso, pero tampoco soporta la idea de ser libre”.

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